La GAB ha impuesto normas que atentan contra los eventos profesionales del país

La semana pasada, la escena filipina de esports recibió un duro golpe cuando Valve anunció que removería todo su apoyo de Galaxy Battles II: Emerging Worlds. Por terrible que esto parezca, tal parece ser que esto es solo el comienzo, ya que las nuevas normas establecidas en el país pondrán en un serio peligro a los esports en Filipinas.

En agosto de 2017, la Junta de Juegos y Atracciones (GAB por sus siglas en inglés) de Filipinas reconoció oficialmente a los videojugadores profesionales como atletas. Esto le permitió a los competidores obtener una licencia de jugador profesional bajo las leyes del país, siempre y cuando aprueben ciertos estándares y requisitos, incluyendo un examen de drogas obligatorio.

Sin embargo, una resolución firmada el 17 de octubre por la GAB ha impuesto más reglas para la industria de los esports en Filipinas. Publicada el 10 de enero, la Resolución No. 2017-21 describe varios prerrequisitos para obtener las licencias, así como la imposición de tarifas y otras estipulaciones en los torneos efectuados en el país.

La Sección 2 del documento define a los eventos profesionales de esports como cualquier competencia de videojuegos jugada entre jugadores profesionales con licencia. Todos los jugadores profesionales participando en eventos auspiciados en Filipinas están obligados a solicitar una licencia, sin importar que sean o no ciudadanos filipinos.

Los eventos profesionales bajo esta definición están sujetos a la aprobación de la GAB. El permiso tendrá un costo de ₱800 Pesos filipinos (aprox. $16 USD) por día. Esta cuota se aplicará de manera individual a cada juego que forme parte de la competencia, por lo que eventos con múltiples títulos tendrán que pagar aun más.

Para iniciar el proceso de aplicación para una licencia profesional, los jugadores deberán pagar ₱800 Pesos filipinos. Esta cuota es aún más cara para el resto del personal del equipo, como managers y entrenadores. Las licencias para los jugadores serán validas por 1 año desde la fecha de su emisión, mientras que las otras licencias serán validas por 2 años.

Por si fuera poco, La GAB también recibirá un porcentaje de las ganancias que genere el evento. Los organizadores deberán pagar el 3% de las ganancias obtenidas a través de la venta de boletos, así como de los derechos de transmisión en televisión, radio y cines.

Los torneos que sirvan como eliminatorias para competencias más grandes no serán afectadas por esta defición. Además, la resolución no clasifica como evento profesional a los torneos de nivel amateur. Sin embargo, si en cualquiera de los 2 casos se ofrece una bolsa de premios o compensaciones que excedan el valor de ₱10,000 Pesos filipinos, el torneo pasa a ser considerado como un evento profesional.

Todas estas normas representan un serio problemas para la escena competitiva de Filipinas en todos sus niveles. Los organizadores y competidores de eventos amateurs tendrán la difícil decisión de ser catalogados o no como eventos profesionales. Mientras tanto, las grandes organizaciones de esports evitarán hospedar sus eventos en Filipinas para no tener que pagar cuotas.

Aunque Valve mencionó que estas normas son «infracciones irrazonables a la privacidad de los jugadores,» es probable que la compañía también haya retirado su apoyo de Galaxy Battles II para evitar las cuotas impuestas por el gobierno filipino. Para empeorar la situación, la mitad de los equipos finalistas canceló su participación tras el anuncio de Valve.

A pesar de todas estas adversidades, Galaxy Battles II continuará con sus actividades y se efectuará del 15 al 21 de enero en la Arena Filipina de Ciudad de Victoria, Filipinas.

 

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