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Sacerdote se muestra hoy en día como la peor clase del juego. No es casualidad, sino que se debe a diversos motivos que repasamos a continuación.
Desde la salida de Susurros de Los Dioses Antiguos y el lanzamiento del formato Estándar, el metajuego de Hearthstone experimentó varios cambios drásticos. Fue tan grande el suceso que provocó que clases que dominaban la escena dejaran de hacerlo, otras resurgieran y más de una se viera beneficiada con la obtención de barajas competitivas. Incluso se hizo difícil la preparación para torneos a partir de la gran variedad de mazos que empezaron a verse.
Ya pasaron tres meses de esto y, para alegría de todos, la situación parece haberse estabilizado. Guerrero, Chamán, Cazador y Brujo dominan el juego, seguidos por Mago, Pícaro, Druida y Paladín, en mayor o menor medida. Lejos de todas ellas aparece Sacerdote, que se muestra como la clase más débil en la actualidad y hasta tiene que soportar que el propio Ben Brode dé cuenta de eso.
Así es, los días de gloria de Anduin, al menos competitivamente, parecen haber quedado lejos y olvidados. Todos sus arquetipos perdieron cartas claves y no encontraron manera de reemplazarlas. Incluso sus dragones, que lo habían vuelto al meta en temporadas anteriores y que se siguen viendo esporádicamente, quedaron por debajo de la media actual.
Este presente no es casualidad ni tiene que ver con un cambio de gustos en los jugadores, sino que es consecuencia de las falencias que experimenta la clase y de la rotación que sufrió con la nueva expansión (vuelve, ). En detalle, Anduin está atravesando este mal momento por lo siguiente:
El síndrome de la respuesta para todo
Sacerdote tiene la solución exacta a casi todo lo que se le pueda presentar en la partida y ese es su principal problema. Es decir, el hecho de que sus hechizos tengan objetivos tan específicos y claros (, Palabra de Sombras: escudo, etc) y sean tan pocos generales, hace que muchas veces los jugadores terminen con cartas estancadas en sus manos o bien corran el riesgo de no robarlas en, quizás, el único momento indicado de la partida.
Esto significa que mientras otras clases pueden dedicar poco espacio a los hechizos en contra de su rival, y encima estos le presentan sinergia y versatilidad, Sacerdote tiene que ocupar gran parte de su lista en responder casi puntualmente a todas las amenazas, resignando potencia y solidez. En un juego en el que la valía de las cartas es fundamental, no se puede dar semejante ventaja.
Esbirros débiles y poco útiles
Sacerdote posee un total de 19 esbirros y eso la transforma en la segunda clase con menos criaturas en el juego (la primera es Paladín). En parte es lógico esto, porque se supone que se apunta a controlar la mesa y la partida, pero el problema no está en la cantidad, sino en la calidad de ellos.
La mayoría de las criaturas que posee Anduin están por debajo de la media ideal en su relación de coste y estadísticas. Esto se intenta compensar con efectos buenos o interesantes, pero que otra vez, al igual que los hechizos, apuntan a una sola dirección o situación particular, obligando a esperar un momento especifico para jugarlos (, Alquimista de Villa Oscura). A estos se le suman otros que, si bien son excelentes, dependen de la combinación con otras cartas o el poder de héroe, haciendo que se vuelva riesgoso largarlos al campo de juego (, ).
En otras palabras, Sacerdote no posee casi ningún esbirro que al entrar al tablero signifique una amenaza directa al rival y tiene que apoyarse en neutrales, que muchas veces funcionan mejor en otro lado.
Ni una ni la otra
La clase pretende controlar la partida, siempre lo quiso así, pero desde hace un tiempo a esta parte Blizzard está sacando cartas que apuntan a transformarlo en otra cosa. El problema es que no hay un camino definido y en lugar de entregar un paquete destinado exclusivamente a una forma de juego, se dan puñados de esbirros y hechizos que terminan instaurando posibles futuros arquetipos en lugar de uno completo en el presente.
Anduin no sabe bien a qué tiene que jugar, algo que las otras clases sí tienen definido y aceptado. Para control ya quedó atrás en comparación a otros (no tiene posibilidad de robar cartas o de manejar mesas grandes), para combo le faltan sinergias, ser midrange no puede por lo detallado en el punto anterior y para transformarse en agresivo no le da su poderío. Así, se tiene que resignar a ser un poco de todo pero nada a la vez.
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