Uy, el gato se escapó de la bolsa
Esta semana, el famoso streamer y jugador profesional Turner «Tfue» Tenney inició una guerra que dividió a la comunidad de los esports como pocas veces se ha visto. En cuestión de días, ciertas figuras de la escena competitiva tomaron una postura hostil y comenzaron a atacar en redes sociales a personas que antes consideraban amigos, o por lo menos aliados.
Lo anterior puede parecer extraño, pero la explicación es en realidad muy simple: Tfue ha tocado una fibra sensible dentro de la industria, y es el abuso que las organizaciones de esports han ejercido contra sus empleados desde hace años.
Todo comenzó hace un par de días, cuando Tfue dio a conocer que había demandado a FaZe Clan —uno de los equipos más populares del mundo— porque la organización le había ofrecido un contrato injusto, y además había descubierto que operaba ilegalmente.
Los detalles del conflicto se encuentran en este artículo, pero la versión corta tiene 3 puntos principales:
- Tfue aseguró que FaZe Clan se había quedado con 80% de sus ingresos
- También dijo que la empresa funcionaba como una agencia de talentos sin tener el permiso necesario
- Y señaló que le bloquearon oportunidades de negocios con patrocinadores
Obviamente, FaZe salió de inmediato a negar las acusaciones. De hecho, Richard «Banks» Bengtson —uno de los dueños— publicó un video donde comentó que estaba emocionalmente afectado por la supuesta traición de Tfue, al cual consideraba «parte de su familia». Sin embargo, la verdad finalmente ha salido a la luz.
Hace unas horas, The Blast filtró el contrato que Tfue firmó con FaZe y vaya que muestra un lado opresivo de la organización. En resumen, el documento prueba que todas las acusaciones son reales, e incluso contiene varias condiciones que no conocíamos. Por ejemplo, hay una clausula donde se indica que, si Tfue rompe el acuerdo, deberá pasar 6 meses sin jugar publica o profesionalmente. Lo cual le negaría su fuente principal de ingresos.
Por suerte, todo indica que el caso se resolverá de manera favorable para Tfue, puesto que FaZe Clan no está registrada como una agencia de talentos. Pero lo más importante es que es que este caso posiblemente dejará un precedente legal y mediático, necesario para empezar a mejorar la condiciones laborales de todos los que trabajan en esports.