La incorporación de psicólogos a las organizaciones no es un lujo, sino un requisito que muchos equipos siguen sin reconocer

Los jugadores profesionales de cualquier deporte electrónico no están exentos de tener problemas personales que afecten su desempeño diario. En particular, la LLN ha visto varios cambios en jugadores con aparentes problemas de rendimiento, que siempre se adjudican a fallas en ellos o en el entrenador. Sin embargo, los errores nunca se abordan desde el punto de vista psicológico. Contar con un especialista en el tema es algo básico en planteles deportivos tradicionales. Desafortunadamente, esto sigue siendo un tabú o un «lujo» para la mayoría de las organizaciones de esports en nuestra región.

Al respecto, hace poco tuvimos oportunidad de platicar con Javier «Ichvanloy» Espinosa Casales, licenciado en psicología por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (Facultad de Estudios Superiores – Iztacala). A continuación te invitamos a leer nuestra charla:

Primero, háblanos sobre tus antecedentes en la escena competitiva

Inicié mi carrera siendo psicólogo para aquel legendario Satori Esports del cual Xavy Becker tiene un tatuaje. Él me invitó a participar como parte del equipo cuando le tocó ser gerente general. Posteriormente participé como consultor para Aztek Gaming y Authority Esports (2016), y como psicólogo del deporte electrónico para Galactic Gamers durante el split que Luis «Revehaza» fue su entrenador. Desde entonces he participado con algunas publicaciones para medios como MEL, Zona GG y en mi fanpage; siempre teniendo como punto medular la intervención psicológica en esta naciente escena. En ocasiones doy ponencias [desde 2011 a la fecha, sobre biopolítica, psicología, filosofía y sus aristas].

Javier «Ichvanloy» Espinosa (Centro)

Recientemente algunos jugadores han expresado de manera directa su frustración hacía el juego así como un bajo rendimiento. ¿Cuál es la función del psicólogo deportivo en dichos escenarios que, de manera errónea, se adjudican a fallas del coach o analista? ¿Cuáles son las situaciones que no le competen al mismo?

La respuesta más clara es “la psicología del deporte y el ejercicio es el estudio científico de los factores psicológicos asociados con la participación y el rendimiento en el deporte, el ejercicio y otros tipos de actividad física” (APA, 2010).

En otras palabras, los psicólogos del deporte están interesados principalmente en 2 áreas:

  • Ayudar a los atletas a alcanzar una salud mental óptima y mejorar su rendimiento mediante el uso de los principios psicológicos
  • Entender cómo afecta la participación en el deporte, el ejercicio y la actividad física al desarrollo psicológico del individuo, su salud y su bienestar a lo largo de su vida

El trabajo del psicólogo deportivo va de la mano con la metodología que el entrenador implementa para mejorar el rendimiento de su equipo. En el caso concreto de LAN, esto se vuelve muy complejo porque no existen entrenadores como tal. Más bien, son jugadores que tienen cierto conocimiento empírico de cómo entrenar, y cómo enseñar la parte estratégica y mecánica del juego.

En contraste, el psicólogo del desarrollo deportivo y general conoce los procesos que intervienen al momento de enseñar una tarea específica y llevarla a cabo, así como al enseñar a alguien a entrenar a otros. En esta labor, el principio básico es no chocar con el entrenador.

Ese es el primer problema que nos encontramos: existe un entrenamiento empírico, en ocasiones con reconocimiento de autoridad, donde no cabe la posibilidad de extender ayuda por los egos y pretensiones de personas que creen saber lo que están haciendo. Hay una mala concepción de la intervención o aportes del psicólogo en este ámbito.

Vaya, si la persona que los entrenó por tanto tiempo no da una, entonces los jugadores suelen pensar que «el nuevo» [psicólogo] no les puede decir cómo deberían entrenar en un principio. Este prejuicio tiene que desaparecer en aras de aportar al espectro completo de desarrollo de la organización. Solo así será posible mantener el mejor desempeño posible, tanto en lo individual como en su conjunto.

La injerencia del psicólogo deportivo es amplia y abarca muchos aspectos para el estado actual de LAN. Un buen entrenador provee las mejoras o novedades en aspectos estratégicos, mecánicos y de ejecución partir de una metodología de entrenamiento. En estos casos, nuestro trabajo se facilita y se complementa en el entendimiento de que uno les entrena para el juego, y el otro le entrena para sí mismos.

La preparación técnica y psicológica se complementan

Varios equipos de la LLN han manifestado no haber obtenido resultados positivos al contratar psicólogos. Los jugadores llegaron a expresar hartazgo de las sesiones, falta de interés y desconocimiento del juego por parte de los psicólogos. ¿Cuál crees que es el problema que otorgó dichos resultados? ¿Cuál es el acercamiento que debe tener un psicólogo ante la dinámica que representa ser un jugador profesional, con factores como la convivencia en tu lugar de trabajo y vivienda (gaming house), la edad de los jugadores y el alto rendimiento que se exige en la competencia?

La respuesta anterior y esta van de la mano. Los jugadores están acostumbrados a trabajar con entrenadores sin metodología o formación profesional para ello. Por eso les resulta tedioso cuando alguien los trata con el profesionalismo acorde al grupo de trabajo que conforman, y particularmente a sus rangos de edades.

A esto se suma el hecho de que en la mayoría de los casos los entrenadores son sus amigos, y se tratan en un ambiente completamente de relajo. Por si fuera poco, esperan que el psicólogo sea «el depositario de la panacea» que va a resolver todos los problemas de comunicación, liderazgo, manejo de estrés y psicológicos en general.

¿Cuáles consideras los principales factores que evitan el uso adecuado e incluso la contratación de un psicólogo por parte de las organizaciones profesionales en la región?

La mejor forma de abordarlo es un trabajo en conjunto entre el gerente general, el entrenador y el psicólogo deportivo bajo los principios de disciplina y profesionalismo para los jóvenes. Lamentablemente, esos otros 2 actores también carecen de dichas cualidades. Por ello existe la dificultad y hasta la renuencia de los dueños por informarse sobre la importancia profesional de la salud mental de sus jugadores.

Siendo alguien que tiene experiencia dentro del rubro, ¿consideras que hay suficiente gente preparada para cubrir dicho rol en nuestra región o aún se están formando especialistas que puedan afrontar el reto de manera exitosa?

Hay suficientes profesionales. El asunto central es la renuencia y cerrazón de la región hacia el apoyo del psicólogo, además de la mala concepción de nuestra labor en áreas específicas. Esto lo digo en términos generales como acudir a terapia; ya no hablemos de psicología deportiva o de los que buscamos especializarnos en el deporte electrónico.

Particularmente, quienes nos formamos en la UNAM —imagino que también quienes vienen de la UAM o el IPN— sabemos metodología de la investigación científica, y podemos usar las herramientas adquiridas en nuestros estudios. Por lo tanto, somos capaces de investigar y crear nuevas herramientas para adaptar nuestro conocimiento a las exigencias de los esports, las gaming houses y multiculturalidad de los jóvenes en formación de ser profesionales del videojuego.

Gracias por la entrevista, ¿algunas palabras finales para los lectores?

Gracias por el espacio y para concluir es simplemente mentalizarse, desde los dueños iniciales (ese grupo de amigos que decidió hacer el equipo y luego competir para entrar a la LLN cuando esta se anunció) pasando por sus gerentes generales, entrenadores, analistas y jugadores per se que nuestro caso es exactamente el mismo que el de ellos, la única diferencia es que nosotros contamos con la formación profesional de alguna universidad en esta ciencia llamada psicología y en su área de aplicación deportiva, con el único fin de beneficiarles siempre y cuando el trabajo se realice en conjunto, con responsabilidad, profesionalismo y disciplina.

Que si el joven de 15-21 —o más— años nunca ha tenido que trabajar y esta experiencia cuasifamiliar dentro de la organización —dígase jugador profesional, analista, entrenador, gerente general, etc.— ha sido la única y que le remunera de esta manera, que nos permitan brindarles las herramientas para un mejor desarrollo y crecimiento profesional, así como las propias para lograr el mejor desempeño posible en su labor.

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