La competencia se ha endurecido, y el trámite sencillo desaparece

Antiguamente el Circuito de Leyendas en la región de LAN era sinónimo de un simple trámite para acceder a la liga máxima. Bastaban un grupo de jugadores retirados, mezclados con talento “nuevo” (siendo en realidad jugadores con tiempo en la escena amateur), un par de entrenamientos a la semana y presentarse a tiempo a los juegos para clasificar en primer lugar, por encima de las organizaciones enteramente nuevas, tanto en staff como en jugadores. Imposible pensar en una gaming house, staff técnico (entrenador y analista) y mucho menos suplentes; CDL no merecía una inversión así.

Y así como vimos incontables veces al equipo con dicha presentación ascender, también los vimos descender el mismo split, por no adaptarse al nuevo reto. Poco les duraba el gusto a dichas organizaciones, entrando en un ciclo del cual pocos se salvaban.

Por lo anterior, la recepción de la gente nunca fue buena. Era raro que una partida de CDL tuviese buen número de espectadores, ya que no había jugadores emblemáticos a quienes apoyar, las caras nuevas no presentaban un trabajo de marketing detrás de ellos para hacerlos atractivos al público y la calidad de los partidos era mala.

La Temporada de Apertura 2018 nos presentaba un nuevo Circuito de Leyendas, al menos en cuanto a visibilidad. PEX, aquel viejo campeón de Latinoamérica en 2014 (que además puede presumir de haber derrotado al Rey del Norte, Rainbow7, en una final) anunciaba su deseo de participar en dicha liga, bajo el ala de Uri Schölderle. El “nuevo” Lyon Gaming, al mando directivo de Marcelo “Thyak” Ramones, se incorporaba a la escena mediante la segunda división, en miras a la Liga Latinoamérica Norte, con figuras como Carlos “DCStar” Méndez y Santiago “Deps” De Pool, creando expectativas alrededor de la marca. Por si fuese poco, Fuego, la organización creada por Jeff “Rapid” Macolonie, antiguo carrilero central de BrawL Esports, llamaba a varios veteranos de la LLN para participar en el segundo circuito. Nombres como Andrés “Wikko” Legarda y Yair “Keoo” Campos regresaban para luchar por el primer puesto y ascender a la primera división.

3 equipos más, con menor reconocimiento, se sumaban a la temporada: Ordo Equitum, Elite Wolves y Pixel Esports. Lo anterior aseguraba un “espectáculo”, los viejos aficionados podrían ver en pantalla a sus equipos o jugadores favoritos, además de garantizar un mínimo de calidad en los enfrentamientos.

Pero el cambio no sería únicamente en popularidad, ya que, a excepción de Fuego, los otros 5 participantes de CDL optaron por invertir en una gaming house —nunca se confirmó si Elite Wolves tenía una gaming house en Perú, pero existen fuertes rumores sobre la misma—. No serían los primeros en hacerlo, equipos como 6Sense y Silver Crows ya contaban con el antecedente, pero sí sería la primera vez en la segunda división que primara dicha inversión.

No se detendrían ahí, ya que todos los equipos irían por un staff técnico, entrenadores e incluso analistas en algunos casos y, si bien no eran nombres conocidos en su totalidad, nos mostraba el deseo de mejorar en cada organización y no tener una apuesta por el primer lugar.

A primera vista, PEX, Lyon Gaming y Fuego parecían como los favoritos a pelear el primer puesto, dejando poca oportunidad a las demás organizaciones. Pero fue la misma temporada la que daría otra opinión.

Después de una fase nada regular, los equipos sufrirían cambios en sus plantillas —a excepción de Fuego y PEX—, adaptándose de acuerdo a sus posibilidades (y probablemente de sus bolsillos).
Lyon Gaming tomaría a todos los jugadores disponibles del extinto Just Toys Havoks, buscando entrar de mejor manera a play-offs. Pixel Esports (antes Space Esports) regresaría con un viejo conocido, Roberto «Straight» Guallichico, dando una mejor cara a la fase de vuelta. Ordo Equitum pediría prestados a los jugadores recién importados, Isaac «xPePii» Flores y Kevin «InKos» Alpire, de LoL Academía.

La primera sorpresa del torneo sería la relegación de Fuego. Si bien se mostraron débiles durante la fase regular, la nula adaptación por parte de la organización decepcionó a varios que lo posicionan como un contendiente a subir antes de que la competencia comenzara. Los otros favoritos, PEX y Lyon Gaming, llegaron de manera irregular a la fase de play-offs, mientras que Elite Wolves y Pixel Esports mostrarían una buena adaptación.

Lyon Gaming llegaría a semifinales como primer lugar, seguido de Pixel Esports, quien mandaría a PEX a tercer lugar, y Elite Wolves en cuarto. Los primeros 2 caerían en sus respectivas semifinales, dando paso a un tercer lugar muy amargo para los aficionados de antaño. La “gran final” entre PEX y Lyon Gaming sería un último pase al torneo de promoción / relegación.

Cabe aclarar que la calidad de los juegos nunca superó las expectativas, todos los equipos se mostraron inseguros, con grandes fallas en macrojuego y aún tienen un reto enorme, sea cual sea el equipo que ascienda. Pero lo importante es que nos han mostrado la capacidad y deseo de adaptarse para mejorar según las circunstancias. Lo importante es que el Circuito de Leyendas ya no es un “mero trámite”, donde no se requiere inversión, que basta llamar a jugadores de la banca para cubrir un par de partidas.

CDL aún dista de ser el gran torneo donde se muestran nuevos talentos, que sirva para que las organizaciones que van en ascenso enseñen sus fortalezas, pero las primeras piedras se han cimentado para mejorar la competencia.

Se han acabado los pases gratuitos a la LLN.

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