Gracias a las fanáticas, Overwatch es un éxito en Corea del Sur

Hace algunas semanas, reportamos que los esports dejaron de ser un Club de Tobi (grupo donde sólo se aceptan hombres) e incluso están conformados en buena parte por mujeres. Es cierto que esto no se hace notar en la escena latinoamericana, pero en la escena internacional incluso se han propuesto equipos femeniles de Overwatch y figuras como Sasha «Scarlett» Hostyn han dejado huella en los deportes electrónicos.

Quizá el mejor ejemplo del papel de las mujeres en los esports es Corea del Sur, una de las regiones con mayor renombre en el competitivo de StarCraft y League of Legends. De acuerdo a Nicole Carpenter, colaboradora del sitio Dot Esports, la escena de Overwatch no sería nada sin el apoyo de las fanáticas. Específicamente, chicas menores de 20 años se mostraron eufóricas y dispuestas a apoyar a Lunatic-Hai en OGN Overwatch Apex.

Dejando de lado que miembros de Lunatic-Hai violaron un par de normas durante febrero, esto es una muestra de la imagen que tienen en tierras surcoreanas de los jugadores profesionales. Quienes, a diferencia de estrellas o cantantes, están más cerca de su audiencia. Así, tanto jugadores como primerizos en el competitivo pueden relacionarse de forma más estrecha con estos jugadores a diferencia de las celebridades de televisión, por ejemplo.

Carpenter trae a la mesa un caso particular y tierno. En marzo, ciudadanos surcoreanos pudieron apreciar una felicitación a dos jugadores de Lunatic-Hai en un espacio reservado para ídolos o actores muy famosos. Esto no sólo habla de cuán arraigada está la cultura de esports, sino también del cariño que le tienen a los jugadores.

Retomando el tema de Overwatch Apex, Carpenter comparte el comentario de un miembro de Blizzard Entertainment: «Otros esports en Corea del Sur no son así», haciendo referencia al gran número de fanáticas en el lugar. Durante los partidos, las chicas animan a su equipo favorito con porras e incluso gritan de emoción cuando sucede una jugada increíble.

No hay que tomarlo a mal, pero no es sorpresa. Overwatch se ha caracterizado por su inclusión y mensaje positivo en tiempos turbios. En diciembre, Blizzard reveló que Tracer es lesbiana y la comunidad lo aceptó de forma dividida, pero al final acogieron la noticia como algo normal. Luego, compartieron que Symmetra padece de autismo y la historia se repitió.

Es cierto, se puede debatir acerca de la representación forzada en los videojuegos, así como el verdadero impacto de estos datos en el disfrute del productor. Pero ese no es el punto, o al menos no aquí. Overwatch se caracteriza por ser un juego amigable, pero que exige mucha dedicación para dominarlo. Personajes como D.Va pueden parecer sencillos  por la poca exigencia al apuntar o recargar, pero la diferencia está en cómo manejar a la exjugadora de StarCraft II dentro y fuera de su MEKA.

Aunado a las mecánicas, Blizzard ha entregado historias con las que comunidades y personas pueden identificarse. Quizá lo más llamativo es que esto culminó en grupos de mujeres unidas por su pasión por Overwatch, adoptando a D.Va como símbolo en marchas y demostrando que el FPS tiene héroes para todos.

Sería ridículo asegurar que el público femenino entró al juego sólo por D.Va, pero su trasfondo es el de una joven jugadora que dejó atrás su carrera para combatir por su país. En otro extremo, tenemos a Sombra y su carrera por sobrevivir. Tracer es la representación de un luchador justo y Mercy es la compasión en el campo de batalla.

En materia de esports, Overwatch aún tiene un largo camino por recorrer. Blizzard es conocido por no tener las mejores ideas en cuanto a deportes electrónicos, pero algo debió rescatar del éxito de StarCraft. Al menos, la compañía ya aseguró un público fiel en Corea del Sur, que se ha mostrado dispuesto a animar a su equipo en las buenas y en las malas.

Las fanáticas son uno de los puntos fuertes del competitivo de Overwatch en Corea del Sur, pero ¿cuál será el pilar de la escena latinoamericana del juego?